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Hola muchachos, feliz día de comunidad!
Ayer, aquí en el instituto, en horas del mediodía tuvimos un intercambio de palabras entre algunos docentes. Todo por un tema muy en boga: el matrimonio de personas del mismo sexo. Estaban los que adherían a favor de una ley que permita el asunto, y los que no estaban de acuerdo en ello.
Las ideas iban y venían de un grupo a otro, con todo lo que ello implica. Palabras van, palabras vienen… el clima se caldea un poco. Todos asumimos una postura. Pude intervenir en la conversación; junto a mí estaba un cristiano de ley, jóven, estudiante de filosofía (le faltan dos o tres materias y ya se recibe) que escuchaba pacientemente la discusión. Al final, una docente le dice: “Y qué opina la filosofía, Jony?”. A lo cual respondió (más o menos así, no recuerdo textualmente, pero hago el intento): “existen dos concepciones acerca de la ley, la primera está basada en lo natural, lo permanente, para los cristianos es la que Dios crea para regir la vida … digamosle “existencialista”, y la segunda, yo la llamaría “constructivista”, porque la construye el hombre de acuerdo a los tiempos; no solo la construye, sino que también la modifica de acuerdo a diferentes circunstancias o conveniencias. Los que adhieran a una u otra concepción acerca de la ley no se podrán poner de acuerdo nunca, las posturas son irreconciliables. Yo, a pesar de que entiendo la diferencia entre ambas, adhiero a la primera concepción”.
Se produjo un silencio profundo, se acabó lo que se daba, y admiré a este amigo, muy joven amigo, primero por sus palabras sabias, y luego, por dar un testimonio de fe, con sencillez, sin provocar discusiones estériles, sin hacer que se exacerben los ánimos… a lo cristiano, digamos.
Perdonen que hago esta presentación tan extensa, lo que ocurre es que los versículos de las Lecturas de hoy me llaman la atención, y quiero compartirla con Uds. con este sentido.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2, 8-15)
Querido hermano: Recuerda siempre que … la palabra de Dios no está encadenada.
“Si morimos con él, viviremos con él; si nos mantenemos firmes, reinaremos con él; si lo negamos, él también nos negará; si le somos infieles, él permanece fiel, porque no puede contradecirse a sí mismo”.
Eso es lo que has de enseñar. Adviérteles a todos, delante de Dios, que eviten las discusiones por cuestión de palabras, lo cual no sirve para nada, sino para perdición de los oyentes.
Esfuérzate por presentarte ante Dios como un trabajador intachable, que no tiene de qué avergonzarse y predica fielmente la verdad.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (12, 28-34)
En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?”
Jesús le respondió: “El primero es: … El Señor, nuestro Dios, es el único Señor;
amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
No hay ningún mandamiento mayor que éstos”.
El escriba replicó: “Muy bien, Maestro.
Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él,
y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas,
y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”.
Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo:
“No estás lejos del Reino de Dios”.
ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
Que tengan un buen día. Un abrazo y hasta la próxima.
Ayer, aquí en el instituto, en horas del mediodía tuvimos un intercambio de palabras entre algunos docentes. Todo por un tema muy en boga: el matrimonio de personas del mismo sexo. Estaban los que adherían a favor de una ley que permita el asunto, y los que no estaban de acuerdo en ello.
Las ideas iban y venían de un grupo a otro, con todo lo que ello implica. Palabras van, palabras vienen… el clima se caldea un poco. Todos asumimos una postura. Pude intervenir en la conversación; junto a mí estaba un cristiano de ley, jóven, estudiante de filosofía (le faltan dos o tres materias y ya se recibe) que escuchaba pacientemente la discusión. Al final, una docente le dice: “Y qué opina la filosofía, Jony?”. A lo cual respondió (más o menos así, no recuerdo textualmente, pero hago el intento): “existen dos concepciones acerca de la ley, la primera está basada en lo natural, lo permanente, para los cristianos es la que Dios crea para regir la vida … digamosle “existencialista”, y la segunda, yo la llamaría “constructivista”, porque la construye el hombre de acuerdo a los tiempos; no solo la construye, sino que también la modifica de acuerdo a diferentes circunstancias o conveniencias. Los que adhieran a una u otra concepción acerca de la ley no se podrán poner de acuerdo nunca, las posturas son irreconciliables. Yo, a pesar de que entiendo la diferencia entre ambas, adhiero a la primera concepción”.
Se produjo un silencio profundo, se acabó lo que se daba, y admiré a este amigo, muy joven amigo, primero por sus palabras sabias, y luego, por dar un testimonio de fe, con sencillez, sin provocar discusiones estériles, sin hacer que se exacerben los ánimos… a lo cristiano, digamos.
Perdonen que hago esta presentación tan extensa, lo que ocurre es que los versículos de las Lecturas de hoy me llaman la atención, y quiero compartirla con Uds. con este sentido.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2, 8-15)
Querido hermano: Recuerda siempre que … la palabra de Dios no está encadenada.
“Si morimos con él, viviremos con él; si nos mantenemos firmes, reinaremos con él; si lo negamos, él también nos negará; si le somos infieles, él permanece fiel, porque no puede contradecirse a sí mismo”.
Eso es lo que has de enseñar. Adviérteles a todos, delante de Dios, que eviten las discusiones por cuestión de palabras, lo cual no sirve para nada, sino para perdición de los oyentes.
Esfuérzate por presentarte ante Dios como un trabajador intachable, que no tiene de qué avergonzarse y predica fielmente la verdad.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (12, 28-34)
En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?”
Jesús le respondió: “El primero es: … El Señor, nuestro Dios, es el único Señor;
amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
No hay ningún mandamiento mayor que éstos”.
El escriba replicó: “Muy bien, Maestro.
Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él,
y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas,
y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”.
Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo:
“No estás lejos del Reino de Dios”.
ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
Que tengan un buen día. Un abrazo y hasta la próxima.
Titino
