Un Recuerdo Muy Especial!!!

Un recuerdo Muy Especial !!!

2008 - 13 de octubre - 2016


Recordemos en este Sitio muy especialmente a nuestros hermanos que ya partieron para la "Casa del Padre".

Siempre recordaremos sus sonrisas, el buen humor, "las pescas", "los asados", el amor a Dios y el compromiso constante con el hermano necesitado.

Estamos seguros que desde el Cielo ellos interceden ante Dios por cada uno de nosotros, que caminamos esperanzados en encontranos nuevamente para compartir tantos momentos inolvidables.


... German Merlino, Eldo Yoris y Silvio Bejarano ...

Hasta siempre Hermanos!!!!!


viernes, 24 de diciembre de 2010

Carta del Casante!!!

San Zeno in Monte, 24 de Diciembre de 2010

“… Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en el alojamiento …”(Lc 2,6-7).

Muy queridos Hermanos y Hermanas de la Obra:

La paz y el amor del Señor Jesús estén y permanezcan siempre en nuestros corazones.

Se aproxima la celebración del gran misterio de nuestra salvación en la fiesta litúrgica de la Navidad. Meditamos las palabras del evangelio de san Lucas que nos cuenta el evento más importante de la historia de la humanidad, el nacimiento del Hijo de Dios, con palabras tan sencillas que nos desconciertan: “… dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en el alojamiento”

En el curso de una noche intensa, límpida y oscura, aparece la luz eterna, la Palabra, en el llanto de un niño, fruto del amor infinito de Dios. La Madre, la llena de gracia, lo recibe, lo envuelve en pañales y, antes de colocarlo en el pesebre, lo entibia en sus brazos con amor y ternura. Aquél que será la fuente de la vida, el agua que brota para la vida eterna, se encarna en un pequeño cuerpo en un pesebre. Es el que después será pan partido para ser comido y dar la vida a toda la humanidad.

Al evento más importante de la historia, al Dios con nosotros, lo encontramos en la humildad y en la precariedad de un establo y en la sencillez de un pesebre. No nació en un palacio o en la riqueza; nació en extrema pobreza y en la humildad para que cada corazón, por pequeño que sea, pueda recibirlo. Lo único importante que debemos hacer es detenernos en silencio, suspender el ajetreo de todos los días, mirar con asombro y abrir nuestros corazones para acoger al Dios que viene, para discernir lo que es esencial en nuestra vida. Nos conmueve este gran misterio de un Dios que se hace pequeño y débil, para entrar en nuestros corazones y transformarse en el centro de nuestra vida.

En la reciente invitación a toda la familia Calabriana con mi carta “El Discernimiento… sintonizar con el corazón de Dios”, puse en evidencia cuánto sea importante buscar lo esencial, buscar a Dios, haciendo de Él el centro de nuestra existencia. El discernimiento es el estilo de relación con Dios que se nos revela como amor y nos llama sin cesar a una vida centrada en Él. En su sencillez y humildad, el pesebre me revela mi identidad y me recuerda que el motivo para el que fui creado es la unidad con Dios. Unidad que se realiza viviendo la vida de Dios en mí; un Dios que se revela como Padre en su Hijo amado y nos llama a vivir esta filiación iniciada el día de nuestro Bautismo.
¡Tenemos que acudir a ésta, que es la fuente de nuestra vida!
Nuestra Navidad debe ser vivida en la búsqueda incesante de la centralidad y esencialidad de nuestra vida. Miremos al pesebre y aprendamos la extraordinaria lección del Hijo de Dios que espera nacer en nosotros. ¿Hay espacio para Él en mi corazón, en tu corazón…? Recordemos las palabras de don Calabria para entender el sentido profundo de la Navidad:

“… ¡un Dios que se hace hombre! Ya sería una humillación revestirse de naturaleza angélica, pero no, ¡abrazó la nuestra! ¡Se hizo hombre y, entre los hombres, eligió la condición más pobre, más vil, más degradante! Jesús bendito, el Verbo eterno, no pudiendo asumir el pecado, asume la imagen: la circuncisión, el bautismo y durante su pasión tiene los sentimientos del hombre pecador; toda su vida nos habla de su humildad. Hermanos, observemos: en su nacimiento, elige un establo; como cuna, un comedero; treinta años de vida escondida, oscura, en una pobre trabajo, ganando así el pan con el sudor de su frente. Hermanos, y todo esto hizo el Verbo de Dios, para ejemplo nuestro, para que lo pudiéramos imitar”. (CONF. - EXORT. * 5608 EXORTACIÓN PARA LA INMACULADA Y LA NAVIDAD – 1928).

“Jesús es Dios y, en consecuencia, Señor absoluto del cielo y de la tierra, pero para aleccionarnos, en su nacimiento esconde todo el esplendor de su grandeza y aparece entre nosotros con las facciones de un pequeño niñito. Hermanos, examinemos en este momento nuestra fe y después digamos: el Señor habita en lo más alto de los cielos y ahora viene a un establo, en un pesebre. Allá, en el hermoso Paraíso, tiene como corte a los ángeles, aquí a unos pocos pastores, acompañado por dos viles animales, pero ¿por qué eso Señor? Para enseñarnos la santa humildad. Queridos hermanos, tengamos una gran estima por esta virtud, viéndola tan patente en nuestro divino Maestro. Sí, seamos humildes, ¡realmente humildes! Humildes en nuestras palabras, humildes en el trato, humildes exteriormente, humildes en el interior… No nos alejemos de la cuna del Niño divino sin corregirnos, sin volvernos humildes. ¡Cuántos motivos tenemos en nosotros mismos para convencernos de esta virtud!” (EVANG. FEST. * 10735 25-12-1902
DISCURSO DE NAVIDAD).

Con estas palabras y reflexiones, quisiera manifestar mis sinceros y afectuosos augurios a todos ustedes en ocasión de la santa Navidad. Les llegue mi augurio para que cada uno de nosotros, para que nuestras familias, y toda la Obra nos transformemos en una pequeña gruta, un pesebre, capaz de acoger en la humildad, en la interioridad y en el silencio a Jesús que viene. En esta Navidad, que nuestro corazón sea un lugar sencillo y disponible para recibir a Jesús, un espacio de encuentro perenne con Él. Que ésta sea la Navidad de la interioridad y de la esencialidad, sin perdernos en muchas otras cosas que quizá pueden ser también útiles, pero no necesarias. Redescubramos nuestra identidad de hijos en el Hijo que nace por nosotros en cada momento de nuestra vida.

Estamos acabando el año y siento nacer en lo profundo de mi corazón, el reconocimiento y la gratitud al Señor por todos los beneficios recibidos en este año, por la maternal providencia con la que nos guió y por no habernos dejado solos, sobre todo en las dificultades propias de cada día. Abrirse a la escucha de la Palabra y vivir este misterio, significa reconocer lo que Dios hace y manifiesta en nuestra vida, para agradecerlo, profundizar y vivir aún más Su amor en nuestros corazones.
Aliento a todos a caminar según las indicaciones del Espíritu, para hacer que el discernimiento se vuelva nuestro “habitus” cotidiano, para vivir radicalmente nuestra vida cristiana y consagrada, volviéndonos así más significativos para el mundo de hoy con la santidad de nuestra vida.

María Santísima, que acogió a Jesús con infinito amor en sus brazos y preparó el pesebre para Él, nos ayude a preparar nuestros corazones para acoger la luz y la vida nueva que nace con Él.

Feliz y santa Navidad para todos ustedes y votos de un próspero año nuevo, con el deseo profundo de unirnos siempre más al corazón de Dios.
Los bendigo y recuerdo en mis oraciones con gran afecto.


P. Miguel Tofful


(Gracias a P. Daniel por la traducción)