Un Recuerdo Muy Especial!!!

Un recuerdo Muy Especial !!!

2008 - 13 de octubre - 2016


Recordemos en este Sitio muy especialmente a nuestros hermanos que ya partieron para la "Casa del Padre".

Siempre recordaremos sus sonrisas, el buen humor, "las pescas", "los asados", el amor a Dios y el compromiso constante con el hermano necesitado.

Estamos seguros que desde el Cielo ellos interceden ante Dios por cada uno de nosotros, que caminamos esperanzados en encontranos nuevamente para compartir tantos momentos inolvidables.


... German Merlino, Eldo Yoris y Silvio Bejarano ...

Hasta siempre Hermanos!!!!!


sábado, 8 de octubre de 2016

Mensaje del Casante


Cumpleaños de Don Calabria!!!



presbítero, Fundador de las Congregaciones de los Pobres Siervos y de las Pobres Siervas de la Divina ProvidenciaJUAN CALABRIA nació en Verona el 8 de octubre de 1873, séptimo y último hijo de Luis, zapatero, y de Angela Foschio, empleada al servicio doméstico, mujer de grande fe, educada por el Siervo de Dios Padre Nicolás Mazza en su escuela de niñas pobres.

Desde el nacimiento, para el niño Juan, la pobreza fue su maestra de vida. Cuando murió su papá, tuvo que interrumpir el cuarto año de escuela primaria para buscar un trabajo como ayudante.

Descubriendo las virtudes del joven, el rector de San Lorenzo, Padre Pedro Scapini, lo preparó en privado para los exámenes de ingreso al seminario. Una vez superados, fue admitido y frecuentó el liceo como alumno externo. Al tercer año tuvo que interrumpirlo para hacer el servicio militar.

La caridad fue la característica de toda su vidaYa joven se distinguió sobre todo por su gran caridad. De hecho, se puso al servicio de todos haciendo los trabajos más humillantes y peligrosos. Se ganó la admiración de sus compañeros y superiores, llevando a muchos de ellos a la conversión y a la práctica de la fe.

Cuando terminó el servicio militar, retomó los estudios. Una fría noche de noviembre de 1897, cuando hacía su primer año de teología, volviendo de visitar a los enfermos en el hospital, encontró un niño acurrucado delante de su puerta; era fugitivo de los gitanos. Lo recogió y lo llevó en casa. Estuvo con él y al final lo acomodó en su pequeño dormitorio. Fue el principio de sus obras a favor de los huérfanos y abandonados.

Algunos meses más tarde, fundó la "Pía Unión para la asistencia de los enfermos pobres", reuniendo en torno a sí un buen grupo de seminaristas y de laicos.
Eran éstos los inicios de una vida totalmente caracterizada por la caridad. "Cada instante de su vida fue la personificación del maravilloso cántico de San Pablo sobre la caridad", escribe en una carta postulatoria a Pablo VI una doctora hebrea salvada por el Padre Calabria de la persecución nazi y fascista, escondiéndola vestida de hermana, entre las religiosas de su Instituto.

Sacerdote y Fundador de dos Congregaciones
Ordenado sacerdote el 11 de agosto de 1901, fue nombrado ayudante vicario en la parroquia de San Esteban y confesor en el seminario. Se dedicó con un particular celo a la confesión y al ejercicio de la caridad privilegiando sobre todo a los más pobres y marginados.

En el 1907, nombrado Vicario de la Rectoría de S. Benito del Monte, comenzó también a recibir y cuidar espiritualmente a los soldados. El 26 de noviembre de aquel año, en "Vicolo Case Rotte", dio inicio oficial al Instituto "Casa Buoni Fanciulli", que el año siguiente encontró la estabilidad definitiva en la calle San Zeno in Monte, en la actual Casa Madre.

Junto a los jóvenes el Señor le mandó laicos deseosos de compartir con él la propia donación al Señor. Con este puñado de hombres donados totalmente al Señor en el servicio a los pobres, con una vida radicalmente evangélica, hizo vivir a la Iglesia de Verona el clima de la Iglesia Apostólica. Y aquel primer núcleo de hombres fue la base de la "Congregación de los Pobres Siervos de la Divina Providencia" que será aprobada por el Obispo el 11 de febrero de 1932 y obtendrá la Aprobación Pontificia el 25 de abril de 1949.

Inmediatamente después de la aprobación diocesana, la Congregación se extendió en varias partes de Italia, siempre al servicio de los pobres, de los abandonados y marginados. Prolongó su acción a los ancianos y a los enfermos dando vida para ellos a la "Cittadella della caritá ". El corazón apostólico del Padre Calabria pensó además en los Parias de la India, mandando en el 1934 cuatro Hermanos a Vijayavada.

En el 1910 fundó también la rama femenina, las "Hermanas", que fue aprobada como Congregación de derecho diocesano el 25 de marzo de 1952 con el nombre de " Pobres Siervas de la Divina Providencia " y el 25 de diciembre de 1981 obtuvieron la Aprobación Pontificia.

Profeta de la paternidad de Dios y de la búsqueda de su reino
A las dos Congregaciones, el Padre Calabria, confió la misma misión que el Señor le había inspirado cuando joven sacerdote: "Mostrar al mundo que la Divina Providencia existe, que Dios no es extranjero, sino Padre, y piensa en nosotros, siempre que nosotros pensemos en Él y le correspondamos buscando en primer lugar el Santo Reino de Dios y su justicia" (cf. Mt 6, 25-34).

Y para testimoniar todo esto, acogió gratuitamente en sus casas, jóvenes, material y moralmente necesitados. Hizo hospitales y casas de acogida para asistir en el cuerpo y en el espíritu a enfermos y ancianos. Abrió casas de formación para jóvenes y adultos pobres, a fin de ayudarlos a alcanzar la propia vocación sacerdotal o religiosa. Los asistió gratuitamente hasta la teología o a la definitiva decisión por la vida religiosa. Después los dejaba libres para elegir aquella diócesis o congregación que el Señor les hubiera inspirado. Estableció que sus religiosos ejercieran el apostolado en las zonas más pobres, "donde nada hay, humanamente, para recibir".

"Resplandeció como un faro luminoso en la Iglesia de Dios"Son exactamente éstas las palabras que el Card. Schuster hizo esculpir sobre su tumba.

De hecho al comenzar desde el 1939-40 hasta la muerte, en contraste con su innato deseo de anonimato, alargó sus horizontes hasta alcanzar las fronteras de la Iglesia, "gritando" a todos que el mundo se puede salvar sólo si se retorna a Cristo y a su Evangelio.

Fue así que se convirtió en una voz profética, un punto de referencia. Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos vieron en él un guía seguro para ellos mismos y para sus iniciativas.

Por eso los Obispos de la Conferencia Episcopal del Trivéneto, en la propia carta postulatoria al Papa Juan Pablo II, pudieron escribir: «El Padre Calabria, justo para preparar la Iglesia del Dos Mil -expresión a él familiar- hizo de su vida un continuo sufrir y una cuidadosa llamada a la conversión, a la renovación, a la hora de Jesús, con tonos impresionantes de perentoria urgencia... Nos parece que la vida del Padre Calabria y su misma persona constituyen una " profecía " de vuestro apasionado grito a todo el mundo: "Aperite portas Christo Redemptori!"».

Comprendió que en esta radical y profunda renovación espiritual del mundo tenían que ser comprometidos también los laicos. Para esto, en el 1944 fundó la "Familia de los Hermanos Externos", integrada, en efecto, por laicos.

Rezó, escribió, actuó y sufrió por la unidad de los cristianos. Por eso, mantuvo fraternas relaciones con protestantes, ortodoxos y hebreos. Escribió, habló, amó, nunca discutió. Conquistó con el amor. El mismo pastor luterano Sune Wiman de Eskilstuna (Suiza) que tuvo con él un copioso intercambio epistolar, dirigió el 6 de marzo de 1964 una carta postulatoria al Santo Padre Pablo VI para pedirle la glorificación de su venerado amigo.

Fue este período el más misteriosamente doloroso de su vida. Parecía que Cristo lo hubiera asociado a la angustia del Getsemaní y del Calvario, aceptando su ofrecimiento como "víctima" para la santificación de la Iglesia y para la salvación del mundo. El beato card. Schuster lo comparó al Siervo de Jahvé.

Murió el 4 de diciembre del 1954. En la vigília, hizo su último gesto de caridad ofreciendo su vida al Señor por el Papa Pío XII, que agonizaba. El Señor había aceptado su oferta y, mientras él moría, el Papa, misteriosa e improvisamente recuperaba la salud viviendo con eficiencia otros cuatro años.

El mismo Pontífice, sin saber del último gesto del Padre Calabria pero conocedor profundo de toda su vida, cuando recibió la noticia de su muerte, en un telegrama de condolencia a la Congregación, definió "campeón de evangélica caridad".

Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 17 de abril de 1988 y canonizado el 18 de abril de 1999.-





domingo, 17 de abril de 2016

San Juan Calabria!!!




                                                                                         JUAN CALABRIA

Presbítero, Fundador de las Congregaciones de los Pobres Siervos y de las Pobres Siervas de la Divina Providencia.

Nació en Verona el 8 de octubre de 1873. Murió el 4 de diciembre del 1954.

Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 17 de abril de 1988 y canonizado el 18 de abril de 1999.

Ver en youtube

ghttp://youtu.be/dmVthPlKg_g

domingo, 27 de marzo de 2016

Feliz Pascua !!!!


Aleluya, Aleluya!!
La vida se levanta
 resucitó de veras
mi Amor y mi Esperanza!!!!! 

Saludos de Pascua del Papa!!!


VATICANO, 27 Mar. 16 / 05:27 am (ACI).- El Papa Francisco presidió esta mañana la Misa de la Pascua de Resurrección  en la Plaza de San Pedro. El Pontífice no tuvo homilía puesto que después leyó su Mensaje Pascual e impartió la tradicional bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo) desde el balcón central de la Basílica.
En él, el Santo Padre, manifestó que “sólo Dios puede llenar con su amor este vacío, estas fosas, y hacer que no nos hundamos, y que podamos seguir avanzando juntos hacia la tierra de la libertad y de la vida”.
El Pontífice repasó algunos de los conflictos que se viven en la actualidad , como los de Ucrania, Burundi, y Oriente Medio, ofreció su “cercanía a las víctimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo, como ha ocurrido en los recientes atentados en Bélgica”, y habló de los cristianos perseguidos.
“Con nuestros hermanos y hermanas perseguidos por la fe y por su fidelidad al nombre de Cristo, y ante el mal que parece prevalecer en la vida de tantas personas, volvamos a escuchar las palabras consoladoras del Señor: No tengáis miedo. ¡Yo he vencido al mundo!”.
A continuación, ACI Prensa comparte con sus lectores el texto completo del mensaje pascual 2016:
Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!
Jesucristo, encarnación de la misericordia de Dios, ha muerto en cruz por amor, y por amor ha resucitado. Por eso hoy proclamamos: ¡Jesús es el Señor!
Su resurrección cumple plenamente la profecía del Salmo: «La misericordia de Dios es eterna», su amor es para siempre, nunca muere. Podemos confiar totalmente en él, y le damos gracias porque ha descendido por nosotros hasta el fondo del abismo.
Ante las simas espirituales y morales de la humanidad, ante al vacío que se crea en el corazón y que provoca odio y muerte, solamente una infinita misericordia puede darnos la salvación. Sólo Dios puede llenar con su amor este vacío, estas fosas, y hacer que no nos hundamos, y que podamos seguir avanzando juntos hacia la tierra de la libertad y de la vida.
El anuncio gozoso de la Pascua: Jesús, el crucificado, «no está aquí, ¡ha resucitado!» (Mt 28,6), nos ofrece la certeza consoladora de que se ha salvado el abismo de la muerte y, con ello, ha quedado derrotado el luto, el llanto y la angustia (cf. Ap 21,4). El Señor, que sufrió el abandono de sus discípulos, el peso de una condena injusta y la vergüenza de una muerte infame, nos hace ahora partícipes de su vida inmortal, y nos concede su mirada de ternura y compasión hacia los hambrientos y sedientos, los extranjeros y los encarcelados, los marginados y descartados, las víctimas del abuso y la violencia. El mundo está lleno de personas que sufren en el cuerpo y en el espíritu, mientras que las crónicas diarias están repletas de informes sobre delitos brutales, que a menudo se cometen en el ámbito doméstico, y de conflictos armados a gran escala que someten a poblaciones enteras a pruebas indecibles.
Cristo resucitado indica caminos de esperanza a la querida Siria, un país desgarrado por un largo conflicto, con su triste rastro de destrucción, muerte, desprecio por el derecho humanitario y la desintegración de la convivencia civil. Encomendamos al poder del Señor resucitado las conversaciones en curso, para que, con la buena voluntad y la cooperación de todos, se puedan recoger frutos de paz y emprender la construcción una sociedad fraterna, respetuosa de la dignidad y los derechos de todos los ciudadanos. Que el mensaje de vida, proclamado por el ángel junto a la piedra removida del sepulcro, aleje la dureza de nuestro corazón y promueva un intercambio fecundo entre pueblos y culturas en las zonas de la cuenca del Mediterráneo y de Medio Oriente, en particular en Irak, Yemen y Libia. Que la imagen del hombre nuevo, que resplandece en el rostro de Cristo, fomente la convivencia entre israelíes y palestinos en Tierra Santa, así como la disponibilidad paciente y el compromiso cotidiano de trabajar en la construcción de los cimientos de una paz justa y duradera a través de negociaciones directas y sinceras. Que el Señor de la vida acompañe los esfuerzos para alcanzar una solución definitiva de la guerra en Ucrania, inspirando y apoyando también las iniciativas de ayuda humanitaria, incluida la de liberar a las personas detenidas.
Que el Señor Jesús, nuestra paz (cf. Ef 2,14), que con su resurrección ha vencido el mal y el pecado, avive en esta fiesta de Pascua nuestra cercanía a las víctimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo, como ha ocurrido en los recientes atentados en Bélgica, Turquía, Nigeria, Chad, Camerún y Costa de Marfil; que lleve a buen término el fermento de esperanza y las perspectivas de paz en África; pienso, en particular, en Burundi, Mozambique, la República Democrática del Congo y en el Sudán del Sur, lacerados por tensiones políticas y sociales.
Dios ha vencido el egoísmo y la muerte con las armas del amor; su Hijo, Jesús, es la puerta de la misericordia, abierta de par en par para todos. Que su mensaje pascual se proyecte cada vez más sobre el pueblo venezolano, en las difíciles condiciones en las que vive, así como sobre los que tienen en sus manos el destino del país, para que se trabaje en pos del bien común, buscando formas de diálogo y colaboración entre todos. Y que se promueva en todo lugar la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, lo único que puede asegurar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos.
El Cristo resucitado, anuncio de vida para toda la humanidad que reverbera a través de los siglos, nos invita a no olvidar a los hombres y las mujeres en camino para buscar un futuro mejor. Son una muchedumbre cada vez más grande de emigrantes y refugiados —incluyendo muchos niños— que huyen de la guerra, el hambre, la pobreza y la injusticia social. Estos hermanos y hermanas nuestros, encuentran demasiado a menudo en su recorrido la muerte o, en todo caso, el rechazo de quien podrían ofrecerlos hospitalidad y ayuda.
Que la cita de la próxima Cumbre Mundial Humanitaria no deje de poner en el centro a la persona humana, con su dignidad, y desarrollar políticas capaces de asistir y proteger a las víctimas de conflictos y otras situaciones de emergencia, especialmente a los más vulnerables y los que son perseguidos por motivos étnicos y religiosos.
Que, en este día glorioso, «goce también la tierra, inundada de tanta claridad» (Pregón pascual), aunque sea tan maltratada y vilipendiada por una explotación ávida de ganancias, que altera el equilibrio de la naturaleza. Pienso en particular a las zonas afectadas por los efectos del cambio climático, que en ocasiones provoca sequía o inundaciones, con las consiguientes crisis alimentarias en diferentes partes del planeta.
Con nuestros hermanos y hermanas perseguidos por la fe y por su fidelidad al nombre de Cristo, y ante el mal que parece prevalecer en la vida de tantas personas, volvamos a escuchar las palabras consoladoras del Señor: «No tengáis miedo. ¡Yo he vencido al mundo!» (Jn 16,33). Hoy es el día brillante de esta victoria, porque Cristo ha derrotado a la muerte y su resurrección ha hecho resplandecer la vida y la inmortalidad (cf. 2 Tm 1,10). «Nos sacó de la esclavitud a la libertad, de la tristeza a la alegría, del luto a la celebración, de la oscuridad a la luz, de la servidumbre a la redención. Por eso decimos ante él: ¡Aleluya!» (Melitón de Sardes, Homilía Pascual).
A quienes en nuestras sociedades han perdido toda esperanza y el gusto de vivir, a los ancianos abrumados que en la soledad sienten perder vigor, a los jóvenes a quienes parece faltarles el futuro, a todos dirijo una vez más las palabras del Señor resucitado: «Mira, hago nuevas todas las cosas... al que tenga sed yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente» (Ap 21,5-6). Que este mensaje consolador de Jesús nos ayude a todos nosotros a reanudar con mayor vigor la construcción de caminos de reconciliación con Dios y con los hermanos.
Saludos de Pascua del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, deseo renovar mis deseos de Buena Pascua a todos ustedes, venidos a Roma desde diversos países, como también a cuantos se han conectado a través de la televisión, la radio y otros medios de comunicación. Que pueda resonar en vuestros corazones, en vuestras familias y comunidades el anuncio de la Resurrección, acompañado de la calurosa luz de la presencia de Jesús vivo: presencia que ilumina, reconforta, perdona, sosiega… Cristo ha vencido el mal en la raíz: es la Puerta de la salvación, abierta de par en par para que cada uno pueda encontrar misericordia.
Les agradezco su presencia y su alegría en este día de fiesta. Un agradecimiento particular por el don de las flores, que también este año provienen de los Países Bajos.
Lleven a todos la alegría de Cristo Resucitado. Y por favor, no olviden rezar por mí. ¡Buen almuerzo pascual y hasta pronto!

Saludos de Pascua del Casante a la Familia Calabria!!

Auguri di Pasqua del Casante alla Famiglia Calabriana

“Pasqua di Cristo: essere misericordiosi come il Padre” 
Carissimi fratelli e sorelle della Famiglia Calabriana,
in occasione della celebrazione della Santa Pasqua rivolgo a tutti voi il mio fraterno saluto di auguri pasquali con il desiderio che i misteri celebrati in questi giorni santi trovino accoglienza e realizzazione concreta nella nostra vita.
Il Signore ci raggiunge con la potenza della sua croce, morte e risurrezione aprendoci al suo amore misericordioso, donandoci la vita nuova che scaturisce dalla Sua Pasqua. È un evento straordinario che tocca profondamente la nostra vita cristiana e consacrata nel vivere la gioia della radicalità evangelica e calabriana.

Pensando, meditando e contemplando l’evento Pasquale in quest’anno della misericordia mi viene nel cuore l’invito di Gesù “Siate misericordiosi come il Padre vostro è misericordioso”(Lc. 6,36). Non è semplicemente una frase o uno slogan da ripetere; è un programma di vita da meditare e vivere profondamente in quest’anno giubilare. Personalmente, e credo tutti voi, sentiamo il bisogno di fare un itinerario interiore che ci porti ad una vera esperienza dell’amore del Padre misericordioso e del suo perdono.
Questa esperienza non può altro che scaturire dalla Pasqua di Cristo che nel mistero della sua passione, morte e risurrezione ci mostra e ci fa toccare con mano l’amore misericordioso del Padre. Un amore che perdona, guarisce e ci riempie di gioia facendoci diventare suoi amici, riscattati con il Suo sangue prezioso: “Nessuno ha un amore più grande di questo: dare la sua vita per i propri amici …” (Gv. 15,13).
Il nostro carisma di ravvivare la fede in Dio Padre provvidente, trova concretezza nella manifestazione del volto misericordioso del Padre. Scriveva Don Calabria: “Da questo santo Colle, la Provvidenza irradia la sua luce, fa sentire la sua voce, che chiama a meditare, a riflettere le sue meraviglie, la bontà e la sua Misericordia per tutti” (Don Calabria, 26-11-1931).  
La misericordia, nel pensiero di Don Calabria, è una nuova creazione, perché Dio non ci “butta” mai via. Egli, come il vasaio, ci rimpasta e ci rimodella. Il Padre non si vergogna delle nostre debolezze e fragilità ma le tocca con mano, anzi le assume su di sé. Dio è vicino all’uomo perché ama ciò che è perduto, ciò che non è considerato, ciò che è emarginato, debole, affranto, insignificante. Egli desidera irrompere nella nostra vita e svelarci il suo amore, la sua vicinanza la sua grazia.
Se vogliamo descrivere con un gesto come la misericordia è vissuta nella spiritualità calabriana pensiamo ad una mamma con le braccia aperte, che si prende cura del proprio figlioletto; un amore che guarisce. Nulla sfugge al suo sguardo, perché guarda con occhi di tenerezza. La sua voce chiama continuamente tutti, con dolcezza e pietà. Inoltre è la Misericordia che ha disegni speciali per l’ora attuale e li matura nel dolore, nelle persecuzioni e nelle prove della vita quotidiana. Ella non è mai ferma, ma sempre in movimento verso chi gli apre il cuore; è infinita, senza confini per essere in grado raggiunge tutti.
In una società globalizzata, minacciata costantemente da situazioni di violenza e di marginalità, dove le parole “misericordia”, “prendersi cura”, “farsi carico”, “perdono”, “gratuità”, “tenerezza”, “compassione”, … sono frequentemente sostituite dagli interessi personali, dal guadagno, dal potere e dalla prepotenza, ci si convince che la gratuità, il dono di sé e la solidarietà non abbiano più spazio nel cuore negli occhi e nelle mani dell’uomo.
Noi, appartenenti alla Famiglia Calabriana, attraverso la forza e l’esperienza dell’amore del Padre che scaturisce dalla Pasqua di Cristo, siamo chiamati a fare la differenza, andando contro corrente a questo modo di pensare e di agire che segue  i metodi dettati da questo mondo e non i criteri del vangelo. 
Dobbiamo portare il nostro cuore nelle periferie del mondo. Un cuore carico  di misericordia e di compassione; capace di amare l’uomo con tutte le sue miserie, senza spaventarsi e fermarsi a giudicare con superficialità le apparenze. Questa è la nostra missione fondamentale, per mostrare e testimoniare la Paternità di Dio al mondo. Siamo chiamati a curare le ferite con l’olio della consolazione e il vino della speranza, fasciandole con la misericordia e la solidarietà.
Un cuore che fa esperienza di misericordia e opera con misericordia. Che toccato in tutte le sue profondità, si renda disponibile alla conversione per assomigliare sempre più al cuore di Gesù e avere così i suoi stessi sentimenti.
Apriamo il cuore ai poveri, accogliamo con misericordia le diverse realtà e situazioni di povertà, per mostrare l’amore misericordioso del Padre! “Siate misericordiosi come il Padre vostro è misericordioso”.
Il Signore Risorto ci faccia il dono di vivere la gioia di un amore che continuamente si rinnova e si ricreata nella Sua Pasqua e ci rende sempre più sensibili e misericordiosi.
Vi ricordo tutti nella mia preghiera. Pregate per me. Il Signore vi benedica. 
Buona e Santa Pasqua a tutti!  
P. Miguel Tofful

sábado, 2 de enero de 2016

Mensaje de Navidad del Casante

Mensaje de Navidad el P. Miguel Tofful

Mensaje del Casante en ocasión de la Navidad 2015

Queridos hermanos y hermanas de la Familia Calabriana:

La paz, el amor y la alegría del Señor Jesucristo que viene a traernos su misericordia permanezcan siempre en nuestros corazones.

La fiesta de la Navidad es una providencial ocasión para intercambiar un afectuoso saludo y sinceros augurios de feliz y santa Navidad.

La Navidad es la expresión del amor infinito de Dios por el hombre que en la encarnación de Jesús nos ofrece la alegría de su salvación y de su infinita misericordia. Es el acontecimiento que toca profundamente nuestra vida y nuestros corazones y que debe penetrar todos los ambientes donde se encuentra el hombre en su cotidianidad. Dios se manifiesta en la pequeñez y ternura de un niño comunicándonos la alegría para abrirnos a su salvación.

El Papa Francisco algunos días atrás abrió la puerta santa iniciando el año jubilar, el año extraordinario de la misericordia. Abriendo la puerta santa, la Iglesia nos recuerda el gran amor con que Dios se revela a la humanidad. La misericordia es uno de los atributos de Dios Padre que más habla de su propio ser, porque “Dios es misericordioso”

El misterio de la Navidad nos recuerda la alegría de la encarnación y el nacimiento de Jesús que viene entre nosotros para mostrarnos el rostro misericordioso del Padre, “y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”.Su presencia llena el mundo y nuestros corazones de verdadera alegría, de ternura y del amor del Padre. Este acontecimiento se hace presente en el mundo y en nuestra vida en la medida en que nos encontramos con El y su presencia en nosotros nos transforma interiormente, nuestras relaciones, nuestro trabajo cotidiano entre sacrificios y alegrías de la vida. Es un encuentro que transforma y cambia nuestra vida.

La Navidad y el año santo deberán mantener vivo en nosotros el deseo de saber acoger tantos signos de ternura que Dios ofrece al mundo entero y sobre todo a los que se encuentran en situaciones difíciles particulares, que están solos y abandonados, sin esperanzas de ser perdonados o de sentirse amados por el Padre.

Deberá ser un tiempo durante el cual se sentirá muy fuerte en nosotros la alegría de haber sido reencontrados por Jesús, que como Buen Pastor vino a buscar a quien estaba perdido, para percibir el calor de su amor que nos carga sobre sus espaldas y nos conduce a la casa del Padre. Un tiempo favorable para hacer experiencia de la misericordia, para ser tocados y trasformados por el Señor Jesús y llegar a ser misericordiosos como el Padre. Es un tiempo para sanar las heridas, para no cansarse de encontrar cuantos esperan de ver y tocar con mano los signos de la proximidad de Dios Padre y su ternura.

El evento de Jesús, su encarnación y su nacimiento son la revelación de como Dios se pone delante del hombre, de cómo nos mira y nos ama. El primero que se hizo peregrino hacia nosotros fue Dios mismo, que en Jesucristo nos ha donado su amor.

La apertura del corazón hacia los demás es una manifestación concreta de haber sido tocados por el amor de Dios. Podremos hacer la experiencia de abrir el corazón a todos aquellos que viven en las diversas periferias existenciales. ¡Cuántas situaciones de precariedad y de sufrimiento existen en el mundo de hoy! ¡Cuántas heridas impresas en la carne de tantos que no tienen voz porque su grito fue apagado y debilitado a causa de la indiferencia! ¡Cuántas heridas de situaciones familiares destruidas o difíciles de ser soportadas! ¡Cuántas heridas de personas que se encuentran “según el juicio común” lejos de la Iglesia! ¡Cuántas heridas causadas por la violencia, la marginación y la pobreza!

En esta Navidad y en este jubileo, la Obra está llamada a sanar estas heridas, calmarle con el aceite de la consolación, vendarlas con la misericordia y sanarlas con la solidaridad y la atención adecuada. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privadas de dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de ayuda. San Juan Calabria fue un evangelio vivo y sintió muy de cerca las realidades del momento presente; hoy también nosotros debemos seguir su misión y recorrer este mismo camino que él nos ha indicado.

Tendremos la oportunidad cotidianamente de atravesar “puertas santas” donde encontrarnos con la misericordia del Padre y donar amor. Cada vez que entramos en la puerta existencial del otro para hacer una obra de caridad, obtenemos la misericordia del Padre. Tenemos que dejarnos tocar con la misma compasión que tuvo Jesús por el hombre y “cuidarnos” los unos a los otros. Probemos en esta Navidad y particularmente en este año jubilar a vivir la dimensión de la caridad extraordinaria que nos enseñó el P. Juan Calabria.

Tener un corazón misericordioso, equilibrado y pobre, que conoce la propia pobreza y se consuma por los demás, es una de las condiciones indispensables para entrar en la lógica del Amor del Reino de Dios. Reconocerse pobre con los pobres. Es necesario despojarse, vaciarse y humillarse para compartir nuestra vida con los más necesitados. Este es el verdadero sentido de la Navidad y del año jubilar de la misericordia.

Las palabras de San Juan Calabria nos dan coraje y ayudan a vivir este tiempo de gracia extraordinaria: “Desde lo profundo de mi corazón envío mis fervientes deseos: Feliz Navidad y buen Año Santo, en la paz, en el amor siempre más ardiente al Señor, que nos llamó a ser sus colaboradores en el ministerio de las almas” (17-12-1949). “El año Santo, que se está celebrando, es un nuevo y poderoso estímulo para santificarnos, para renovarnos en el espíritu puro e genuino del Evangelio … Para que sea un año del gran perdón, santifiquémonos nosotros mismos, revistámonos del espíritu de Cristo, así poder ser ministros del perdón y de la paz para con nuestros hermanos” (29-01-1950).

Deseo a todos una Feliz y Santa Navidad. Que el nacimiento de Jesús nos traiga la alegría profunda de su amor y de su misericordia en nuestros corazones para poder llevarlo al corazón de la humanidad en lo cotidiano de nuestra vida y misión.

La Virgen María, madre de misericordia y san Juan Calabria intercedan por nosotros en este camino extraordinario de gracia.

Un fuerte abrazo fraterno. Dios los bendiga a todos. Los recuerdo en mis oraciones y pido a ustedes la caridad de sus oraciones por mí.
Fraternalmente
    
P. Miguel Tofful