Jueves ... Día de Comunidad!!!

Hola familia, feliz día de comunidad.

Aquí en el instituto estamos en plena semana calabriana, día tras día rezamos la coronilla de la Divina Providencia, y recordamos a D. Calabria, sus pensamientos, sus hechos. El viernes celebraremos la Santa Misa en su honor.

Los alumnos de primer año escuchan con mucha atención; de a poco, comienzan a vislumbrar quién es nuestro protector. El resto ya sabe un poco más.

A este respecto les cuento un hecho acaecido hace como seis años atrás.

Una vecina y amiga de mi esposa tenía un hijo pequeño con dificultades motrices que cursaba en el mismo salón de uno de mis hijos. Así es que, la amistad entre ambas era profunda. Debido a ello mi esposa sabía de la débil salud de aquella mujer. Los médicos le habían advertido que no debería tener más hijos.

Pero las ansias de aquella mujer fueron más fuertes que las advertencias de los profesionales.

Desde el comienzo del embarazo dieron inicio la serie de inconvenientes previstos por los médicos, comenzando por el reposo absoluto. Así es que, cuando se agravó la situación, mi esposa me pidió la oración de los alumnos del instituto por su amiga y por el bebé.

En aquel entonces, cuando rezábamos (al comienzo del turno tarde), silenciosamente ofrecía la oración de aquellos adolescentes a nuestro Padre Bueno y Providente, por la salud de aquellas dos vidas.

Entre el cuarto y quinto mes de embarazo, la situación empeoró, tuvieron que operar a la mujer de apendicitis… la cirugía consistió en limpiar la infección, mientras un facultativo sostenía al feto entre las manos (no me pregunten por la anestesia, porque no recuerdo cómo fue, o si realmente la anestesiaron, no lo recuerdo).

Pasado el inconveniente, el embarazo siguió su curso,… de más está decirles que todo finalizó bien. Al niño lo llamaron “Matías”.

…

La familia se mudó hace un par de años a una provincia del interior. Pero el año pasado cuando anduvieron nuevamente por la clínica donde nació, muchos de los profesionales que habían participado de aquel embarazo/operación/parto se acercaban a saludarlos. El médico responsable que los atendió, abrazó al niño, y entre lágrimas recordaba lo acontecido y le dijo a su madre: “éste es el niño del milagro, he hablado en conferencias acerca de él”.

En lo personal, para mi fue algo natural. Muchos de nuestros alumnos rezan en serio… y Dios escucha siempre la oración de los niños, el propio Jesús lo sentenció hace dos mil años: …“les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial”. Y son los ángeles quienes se encargan de presentar aquellas oraciones.

Por otro lado, les cuento nuestro secreto, cada vez que terminamos de rezar, aparte de invocar a San José, también agregamos: “San Juan Calabria”, y ellos responden: “ruega por nosotros”. Nosotros creemos que D. Calabria intercede en el cielo por nosotros no solo en la salud, o en lo material, sino que también lo hace por un bien mayor, por nuestra salud espiritual.

Los dejo con la Palabra de hoy.

 

Libro de Job 19,21-27. 

¡Apiádense, apiádense de mí, amigos míos, porque me ha herido la mano de Dios! 

¿Por qué ustedes me persiguen como Dios y no terminan de saciarse con mi carne? 

¡Ah, si se escribieran mis palabras y se las grabara en el bronce; 

si con un punzón de hierro y plomo fueran esculpidas en la roca para siempre! 

Porque yo sé que mi Redentor vive y que él, el último, se alzará sobre el polvo 

Y después que me arranquen esta piel, yo, con mi propia carne, veré a Dios. 

Sí, yo mismo lo veré, lo contemplarán mis ojos, no los de un extraño. ¡Mi corazón se deshace en mi pecho! 

Salmo 27(26),7-8a.8b-9abc.13-14. 

¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, 

apiádate de mí y respóndeme! 

Mi corazón sabe que dijiste: 

"Busquen mi rostro". 

Yo busco tu rostro, Señor, 

no lo apartes de mí. 

No alejes con ira a tu servidor, 

tú, que eres mi ayuda; 

no me dejes ni me abandones, 

mi Dios y mi salvador. 

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor 

en la tierra de los vivientes. 

Espera en el Señor y sé fuerte; 

ten valor y espera en el Señor. 

Evangelio según San Lucas 10,1-12. 

Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. 

Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. 

¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. 

No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. 

Al entrar en una casa, digan primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'. 

Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. 

Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. 

En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; 

curen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está cerca de ustedes'. 

Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: 

'¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca'. 

Les aseguro que en aquel Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad. 

Los saludo con el aprecio y el cariño de siempre. Que tengan una hermosa semana calabriana. Estaremos unidos espiritualmente en cada celebración. Que Dios nos bendiga junto a nuestros seres queridos. Hasta la próxima.

Titino