Jueves ... Día de Comunidad!!!

Buen día familia, feliz día de comunidad.

Ovejas que se escapan, monedas que se pierden. Búsqueda y encuentro. De eso se trata el evangelio de hoy. Y la alegría inmensa de quien recupera lo perdido.

Somos para el Padre como ovejas indefensas alejados de su protección y afecto. O como monedas valiosas caídas en el rincón de la soledad.

Lo peor que nos puede ocurrir es sentirnos perdidos, abandonados, olvidados…

La lógica de Jesús nos aclara desde el comienzo que el dueño de las ovejas y de las monedas, las busca sin cesar.

Me gusta mucho lo que D. Calabria decía en sus cartas, sobre lo que significaban los niños para la Obra. El sostenía que los niños eran como perlas preciosas, caídas en el barro. Y preguntaba si alguien no sería capaz de ensuciarse un poco para conseguir dicha perla. Creo yo, que lo mismo se aplica para nosotros en la lectura de hoy. Somos ante los ojos del Padre aquellas perlas preciosas (las monedas valiosas del Evangelio). No podemos sentirnos solos, ni creer que El nos haya olvidado. Jesús lo deja muy claro en cada una de sus palabras: …“va a buscar la (oveja) que se había perdido, hasta encontrarla…”, “enciende… la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla”… Claro que, no solo fueron palabras, dio su vida para testificar el amor incondicional del Padre por cada uno de nosotros.

Hoy es nuestro día, celebrémoslo con alegría, tenemos un Pastor, que es muy bueno con sus ovejas, nos conoce por nuestro nombre, curará y vendará nuestras heridas, se ocupa de cada uno de nosotros.

Se trata de “creer o no creer”. Si me preguntan, en lo personal, les confieso sin temor: “yo le creo a Jesús de Nazareth” más que a nadie en el mundo. Y, ni les cuento lo que siento en mi corazón, cuando leo la expresión de los fariseos y escribas que decían: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". Ellos, lamentablemente no sabían lo que se perdían. No tiene precio para mí, que Él (Jesús de Nazareth) me reciba… y me acompañe en la mesa junto a mi familia.

Los dejo con la Palabra de hoy.



Carta de San Pablo a los Romanos 14,7-12.

Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí.
Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor. Porque Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los vivos y de los muertos.

Entonces, ¿Con qué derecho juzgas a tu hermano? ¿Por qué lo desprecias? Todos, en efecto, tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios, porque está escrito: Juro que toda rodilla se doblará ante mí y toda lengua dará gloria a Dios, dice el Señor. Por lo tanto, cada uno de nosotros tendrá que rendir cuenta de sí mismo a Dios.



Salmo 27(26),1.4.13-14.

De David. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?

El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?

Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la Casa del Señor todos los días de mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes.

Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor.



Evangelio según San Lucas 15,1-10.

Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.

Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo entonces esta parábola: "Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".

Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse".

Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?

Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido".

Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte".




Los saludo como siempre, con todo el aprecio, deseándoles lo mejor en este día. Que Dios nos bendiga a todos. Hasta la próxima.

Titino